MARÍA ISABEL (52 años)

Quiero empezar con un “Gracias” a ese grupo de amigos que me animaron a vivir esta experiencia única.

Única por la gran capacidad transformadora que ha tenido en mi vida y en la de quienes se han dejado interpelar por la llamada de la Virgen.

Fue ese cambio, que había visto en mis amigos, lo que me empujó a superar el pánico que siempre he sentido a viajar en avión y, sin dudarlo, fui a Medjugorje.

Con la pena por la pérdida reciente de mi madre por equipaje, me embarqué en un viaje con la Esperanza de poder reencontrarme allí con ella. Mi gran sorpresa fue cuando nada más llegar pude notar la presencia de Nuestra Madre y la de mi madre.

Medjugoje lo defino como ese lugar único de oración donde encuentras PAZ, un lugar donde la Virgen se manifiesta en cada paso que das y nos acerca a su Hijo, la Adoración es una experiencia activa donde notas Su Presencia, sintiéndome abrazada y protegida y donde, sin dudarlo, me quedaría a vivir.